El día que Charly García y Pedro Aznar hicieron rap(o algo parecido)
- Sello InCorrecto
- 11 mar 2019
- 3 Min. de lectura
Existe una tierra que cada cuanto tiene la necesidad de crear un genio o una camada de genios. A veces esos genios coinciden; se vuelven amigos o tocan juntos. A veces coinciden en el tiempo, pero no en la disciplina, así que están condenados a saber que hay alguien capaz de causar en la gente tanto afecto como ellos, pero desde otra profesión. A veces un genio llama a otro genio y, dejando el ego aparte —algo muy común en las mentes excepcionales—, cuadran una cita para tomarse un café y hablar, ya sea en la privacidad de su casa o frente a miles de cámaras. De este tipo de encuentros recuerdo cuando el único e inigualable Diego Maradona invitó a su programa La Noche del 10 al único e inigualable Charly García.

Precisamente del segundo quiero hablar. Pero bueno, ¿por qué tanta alharaca inicial? ¿Por qué comencé hablando de Maradona? El Diego siempre me da tema de conversación, perdonen ustedes. Pasa que es difícil describir a estos personajes: tratas de ser concreto y te pierdes en todo lo que hicieron: éxitos radiales, obras maestras, escándalos, tiradas de novenos pisos, echadas de güisqui a Björk, en fin…
Me puse a esculcar la discografía de Charly (diecisiete discos como solista y once con sus distintas agrupaciones, si mis cuentas de charlybeliever no fallan) y me encontré una joya: una grabación del 91, posterior a Filosofía barata y zapatos de goma y Tango 4, en la que García experimentó con el hip-hop. El disco, que debió haberse llamado Tango 2, se llamó Radio Pinti en honor al que Charly catalogaría como «el mejor rapero de la Argentina». Es una grabación de treinta minutos en la que el rap, la salsa y el dance se mezclan con una desenfrenada voz de un locutor que le canta la tabla a la sociedad argentina y a sus dirigentes de ese entonces. Hagan de cuenta que, de un momento a otro en la década de los 90, Martín de Francisco y Santiago Moure, en vez de hacer La tele y El siguiente programa, hubiesen hecho rap y terminaran volviendo mierda a un país que parecía ser imposible de empeorar.

Cuenta la anécdota que Enrique Pinti, radiolocutor, dramaturgo y comediante argentino, estaba almorzando en el restaurante bonaerense Edelweiss cuando un gigante y lánguido cuerpo atravesó la puerta del establecimiento. Mirándolo fijamente desde el momento en que ingresó al restorán, se sentó en la mesa del humorista, lo saludó y sin mucho escrúpulo le soltó esta:
—Te veo haciendo rap, Enrique.
Pinti, que para ese entonces rondaba los 52 años, no tenía puñetera idea de lo que le hablaban.
—¿Qué mierda es el rap? —preguntó.
Ese tipo de piernas largas, pelo enredado y extraño bigote, hizo una ecuación sencilla: la rapidez con la que hablaba Pinti en sus programas radiales lo convertía en un MC por naturaleza. Con eso tenía medio disco hecho. Lo demás se encargaría de hacerlo con un tipo llamado Pedro Aznar y dos chinos que rondaban los 20 y se hacían llamar Illya Kuriaki and the Valderramas.
—Y, bueno… —habrá dicho Enrique Pinti, volviendo sus labios al mate.
Cuando le preguntan a Pinti sobre este disco acepta que nunca se imaginó nada realmente: una jodita dominical para divertirse entre ellos. ¿El resultado? Treinta minutos que no son ni de ópera, ni de comedia musical, ni de rap, ni de hip-hop. Treinta minutos de lo que seguramente fue un jam con sintes ochenteros en el que Charly y Aznar experimentaron con rap, salsa, rock, soul, new wave e inclusive un pasaje de órgano eclesial. Encima, Pinti delira una exquisita verborrea que describiría a cualquier país suramericano, tanto ahora como en el 91.
Son cuatro monólogos: radiografías perfectas de la sociedad argentina que se ahogaba entre el gobierno Menem. Aunque sea un evento raro, los genios —como los astros— de cuando en cuando se alinean y causan estragos. Lo hizo Maradona en el 86. Lo hicieron Charly García, Pedro Aznar y Enrique Pinti con Radio Pinti.
Escrito por Santiago Álvarez Méndez
Impreso originalmente para la revista El Alacrán, en 2018
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