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Topografías sonoras: No te metas con Satán

  • Foto del escritor: Sello InCorrecto
    Sello InCorrecto
  • 15 mar 2019
  • 3 Min. de lectura

Los esbirros satánicos detrás de las túnicas salieron del mismo averno para bendecirnos con otra producción publicada de la mano del sello In-Correcto. Aquí diseccionamos este engendro metaltropicalero canción por canción.

―¿Qué tanto hay de Pedro y Eblis en Chúpame el Dedo?

―No queda casi nada de ellos.


Ellos están de chanclas y con el propio cráneo del patas entre los dos. Están sentados en sus tronos de madera puntiagudos y a su alrededor se posa todo un harem de coquetas mujeres demoníacas. El de rojo carga un cetro que lo certifica como de la realeza y el de amarillo tiene un aire acondicionado finquero que refresca el calor tan berraco que deben tener debajo de esas túnicas que les van desde los pies a la cabeza. No es una imagen sacada de un Valledupar post-apocalíptico ni un paseo de un par de monjes demoníacos por Melgar ―aunque fácilmente podría serlo y ya ha pasado― sino otro regalo del imaginario propio y retorcido de Mateo Rivano, encargado de hacer la portada del último hijo bastardo de Chúpame el Dedo.


Ilustración: Mateo Rivano


Aunque musicalmente No te metas con satán ―el álbum que está disponible desde hoy 15 de marzo― venga de la ya mítica inventiva de Eblis Álvarez y Pedro Ojeda, dos de los papás de la Tropicallica << término acuñado por nuestro corrector de estilo>> desde su punto de vista este fue concebido en el universo de “Ellos”; los personajes que toman el control cuando suena la primera tecla maldita al inicio del álbum. Dos esbirros satánicos obsesivos con su engendro, en el que cabe desde el mechudo rockalparquero más emputado de Bogotá hasta su alter ego bailador en alguna parranda barrial o municipal (pese a que no habíamos tenido noticias de ellos desde hace cinco años, ya que según sus creadores “nadie los contrataba”).


“El Satanás de este álbum es un Satanás inocente, festivo y jovial. Que nos invita a amarnos y a hacer pequeñas orgías”, comentan Pedro y Eblis, que desde los tarros y las máquinas comienzan este nuevo ritual juntando, magistralmente, su tema quiebra caderas en defensa del pobre satanás con “Yo me llamo cumbia” y “La cumbia cienaguera” o su oda al metalero de a pie, al hipnótico ritmo de “El manicero”. Además, también habría que agradecerles por poner un asunto tan tabú como universal como es el de los peos en la agenda musical local; también por animarse a finalmente darle su lugar a las ancestrales tradiciones de apareamiento en el barrio popular bogotano en “Mi ancestro berraco” o dedicarle unas palabras amables al ex DT de la Selección Colombia en “Bolillo cafre hijueputa”.


Pero con todo y este bacanal lleno de historias, me atrevería a decir que los que nos avispamos a adquirir el casete de No te metas con Satán el pasado 2 de marzo, tenemos la historia de la treintañera Alexandra Candelaria en la cabeza. Una bella historia de amor detrás de una palma de chonta en la que los encapotados de Chúpame el Dedo nos confesaron por medio de un relato casi verídico que hasta el propio Satanás es susceptible de terminar siendo un mal polvo.




Ahora, aprovechando esta ocasión única, escuchen lo que Pedro y Eblis tienen que decir acerca de cada tema de su No te metas con Satán.


¡Y huepa gran hijueputa!

  • “No te metas con Satán” es una invitación a que no la cojas contra Satán pues él no te ha hecho nada.

  • “Metalero” es un homenaje al día metalero de Rock al Parque.

  • “Peos” es una crítica social de la gente mala que se tira peos en TransMilenio.

  • “Mi ancestro berraco” es un homenaje a un ritual de iniciación que hacían los ancestros de Chúpame el Dedo en Modelia, en donde los muchachos que cumplían 35 años y no habían perdido la virginidad, por fin la perdían en un hermoso rito.

  • “Alexandra Candelaria” es una fábula basada en los cuentos de los Hermanos Grimm.

  • “Amo a mi familia” es una demostración sincera de amor de Chúpame a su familia.

  • “Me duele” es basado en una anécdota de “Ellos”, de una vez que uno de “Ellos” pisó por accidente una estralandia que estaba en el piso y se puso a llorar porque le dolía. El otro le decía que no fuera nena y que dejara de chillar.

  • “Bolillo Cafre” es una canción de odio hacia el Bolillo Gómez por cafre y misógino.



Escrito por Eduardo Santos Galeano.



 
 
 

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