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Una reivindicación de Dago García

  • Foto del escritor: Sello InCorrecto
    Sello InCorrecto
  • 11 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 mar 2019


Ya sea por sus ínfulas intelectuales o por no rebajarse a entregarle dinero a un señor que ya tiene mucho (y que lo tiene garantizado cada año), lea lo siguiente y se dará cuenta de otras verdades sobre este personaje al que el cine colombiano le debe más de lo que creemos.


Guionista/autor:


Es difícil recordar en la historia del cine y la televisión un guionista cuyo estilo creativo y  consistencia temática permitiera que cada nuevo trabajo fuese identificado como una pieza más dentro de la totalidad de su obra. David S. Goyer, David Ayer, Charlie Kaufman, son nombres importantes en la industria de Hollywood debido a esa cualidad, y nuestro Dago García la comparte a mucho honor gracias a su tono amalgamado entre la comedia y la nostalgia, tan presente en películas como El Carro (2003), Las cartas al gordo (2006), Mi abuelo, Mi papá y yo (2005) Además de su constante referencia al folklore colombiano, que hace que cuando vemos una de sus películas, identifiquemos un inigualable estilo y digamos al aire con determinación “eso es de Dago”.



Se da el lujo de estrenar hasta dos películas al año


El 25 de diciembre es una fecha separada en cada teatro del país para estrenar una película de Dago. Como si se tratase de la entrega anual del libro de los Records Guinness, del calendario Bristol, o una versión más de la final de la Champions.  Pasamos la llegada del niño Dios no en la casa con un sancocho, sino en las salas de cine esperando reír con una nueva historia muy a la colombiana, y ya sea que nos guste o no, al final sabemos que al siguiente año, se estrenará otra más.

Este hecho casi que establece, tristemente, que él sea la única industria de cine en Colombia.


Financia películas nominadas al Oscar


Si vio la renombrada El abrazo de la serpiente (2015) y entró a tiempo para ver los créditos del inicio, recordará que aparecía un gran logo que decía Dago Producciones. Sí, su empresa productora dio dinero para financiar la película rodada en el amazonas, en Blanco y Negro, en diferentes lenguas, y que terminó siendo nominada al Oscar.

O sea que su nombre lo leyeron los miembros de la academia y apareció en la imagen de la ceremonia. Esto demuestra no solo su buen ojo para los proyectos, sino también su conocimiento y concepción sobre el cine, como una manera de narrar historias, expresar ideas y cosmogonías, siempre con diferentes visiones. Algo que olvidamos a veces y hace que rechacemos muchas películas, series o telenovelas sin siquiera ver.




Sus películas son las más taquilleras del país


De las 20 películas colombianas que más han recaudado en taquilla, 6 son producidas y escritas por Dago. El paseo (2010), Muertos de susto (2007), La pena máxima (2001), In fraganti (2009), Las cartas al gordo (2006) y Mi abuelo, mi papá y yo (2005), están en dicha lista al lado de películas como Soñar no cuesta nada (2006), Los colores de la montaña (2011) La Estrategia del Caracol (1993).

Este indicador demuestra una vez más la manera en que Dago entiende el cine, como consolida su productora y su estilo en una manera de hacer dinero, que a la larga le da la potestad de financiar películas como El Abrazo de la Serpiente.




De historias profundas


La familia, ese es el tema recurrente de Dago Garcia. Historias que se articulan alrededor de una escala de valores tradicionales y fraternales, como sustento y sueño de vida de cada protagonista. Sea en El Carro (2003),  Las Cartas al Gordo (2006) o Mi abuelo, mi papá y yo (2005), en las que la nostalgia se apodera en primera persona de un personaje que ve cómo su vida y la de su familia se transforma por las hormonas, los problemas o las otras personas, y nos reflejan el devenir de la vida en su versión colombiana.

Además, Dago se sale del estereotipo del audiovisual colombiano que se mantiene en temáticas de narcos y violencia.Él da un paso y se mantiene ajeno a ello; no vemos en ninguna de sus historias una representación forzada de nuestra sociedad. Al contrario, se mantiene en posturas positivas, y cual melodrama mexicano crea personajes despiadados, que son hipérbole en su propia ridiculez: el jefe en El paseo (2010), o el suegro en Mi gente linda, Mi gente bella (2011) son ejemplo de ello.




En contextos urbanos, y desde miradas íntimas al hogar, es representada nuestra idiosincrasia y, además, la diversidad nacional e individual presentada sin discriminación, con una mirada sana de cada uno de los estereotipos que llega con una generación.

Sea la suegra en El paseo, Norma en Mi gente linda mi gente bella, El Flaco en Las cartas al godo, Mariano en La pena máxima, o la hermana aprovechada en El Carro, al ver una película de Dago, invariablemente reconocemos en sus personajes alguno de nuestros familiares.



Guionista de las series y novelas que más recordamos






Como ya sabemos Dago trabaja como creativo y directivo en el Canal Caracol, al cual no le podemos negar el hecho que ha sacado producciones entretenidas y de calidad, hasta cierto punto innovadoras y arriesgadas. La que más recuerdo, y que no me canso de repetirme, es Pecados Capitales (2002). El mago Kandu y la tía Peluca ilustraban las condiciones naturales de diferentes generaciones de los colombianos, cada personaje se enfrentaba a sus temores y deseos en una convivencia forzada al mejor estilo Buñuel en El ángel exterminador (1962), pero en un tono más cercano a la sitcom norteamericana.

También estuvo tras el guion de La Séptima puerta (2004), la serie de tv que cada  tarde nos dejaba asustados gracias a las investigaciones de los protagonistas que   se enfrentaban ―al mejor estilo The X Files― a fenómenos sobrenaturales.


Escrito por Manuel Zuluaga

Publicado originalmente para 7 Claps


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