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Estos, mis declives

  • Foto del escritor: Sello InCorrecto
    Sello InCorrecto
  • 10 feb 2019
  • 5 Min. de lectura

Texto: Camilo Casallas Ilustraciones: Daniel Piedrahita


Título: Entrevista a S12

Original en audio: 20 min., 45 seg.


[…]

S12: Es como quitar una parte del cuerpo. Como sacarle el estómago, los pulmones o el corazón a un animal, a un humano, a una criatura viva (viva en un sentido biológico, emparentado con el bíos, no con el zoé; es decir, un ser en su sentido corpóreo, orgánico y no en un sentido cultural, pero sí político). No entiendo cuál es el problema. Ya se hablado mucho en la teoría crítica de los órganos sin cuerpo o de los cuerpos sin órganos y al resto de la comunidad intelectual parece no importarle. Por supuesto, nadie entiende qué querían decir Deleuze y Guattari cuando hablaron de ese concepto [risas], pero bueno, es la misma cosa […]. Se trata de jugar, transgredir y transvestir lo que compone el cuerpo del individuo. Y yo creo que ese es el arte contemporáneo hoy. Si uno se pregunta cuál es la razón de existir del arte luego de la muerte de la representación naturalista, luego del declive de la pintura, luego de la ineficacia de las guerras culturales y de la caída en la desgracia elitista del arte pop, uno tiene que llegar a que ese motivo de existencia es la experimentación con el cuerpo: sustraer, remover, modificar, pero también adherir, añadir y agregar (en el sentido de lo gregario) partes, aditamentos de y a ese cuerpo.


Si lo llevamos a un sentido político, es lo mismo que si se saca a un individuo del cuerpo político […]; son réplicas. Más aún, fractales sociales y políticos. El discurso metalingüístico de la academia ya ha hablado un par de veces sobre este tema: un cuerpo social que no tiene problema en sustraer de sí mismo a una serie de individuos para la guerra. Solo que en este caso, en el de esta obra de arte gore, se hace una representación de esa misma sustracción sociopolítica: en vez de un individuo (órgano social) que se extrae de la sociedad… no sé… se transmite en directo una operación a corazón abierto que se realiza el artista sin tener ninguna enfermedad cardiaca. Es lo primero que se me viene a la cabeza y esa una metáfora.


Entrevistador: Pero, maestro, ¿qué piensa en específico de esta obra?


S12: Bueno, en primer lugar yo no soy maestro de nadie [risas]. Soy un renegado en el mundo de la academia y pretendo explorar nuevas pautas para pensar, ya no el mundo o la epistemología, sino conceptos particulares; puntos de conexión de la cultura. Lunas (lunares si aceptamos la metáfora corporal de esta entrevista) lejanas(os) entre sí pero conectadas(os) por una fuerza invisible.



En segundo lugar, en esta obra se da un proceso interesante. No es solo que se extraiga o incluso que se adhiera una parte al cuerpo (o no de forma exclusiva). Es un proceso dialéctico, así lo leo: el artista evacua en un video como el que hablé más arriba (lo podemos ver, somos voyeurs, espectadores de ese momento de la defecación, el más privado además de la defunción); a posteriori, el artista aparece en la sala de exposición (se hace presente allí, en simultáneo con el video, como si fuera la continuación de ese otro tiempo, regulado por el pasado; replica el mundo privado, lo escenifica también en el templo del arte) y vuelve esa sala de exposición precisamente eso, un mundo privado que comparte con los espectadores; por último, el artista se embadurna con esa mierda, la convierte de nuevo en parte de sí (el regreso a la tierra, la pulsión de muerte de Freud, el retorno a lo inorgánico).


Pero digo que se trata de una dialéctica, de una inversión, un juego de conceptos, porque primero se remueve un objeto del cuerpo (en la defecación), y luego se vuelve a añadir (cuando el artista se embadurna de material fecal). Es un divertimento, un movimiento dialéctico-didáctico. […].


Entrevistador: ¿Qué reflexión política piensa que se puede sacar?


S12: Como ya lo dije, son formas de pensar lo político (representaciones de la política). Es decir, representación de la representación; (re)presentación artística de la (re)presentación por excelencia de la comunidad, la elección política[1]. La obra se llama “Traje de mierda”. Uno puede pensar en la protección que ofrece la mierda, lo interno, la mugre interna que protege del exterior, del enemigo (frontera de mierda entre países, entre comunidades). Por supuesto, en este caso, la frontera es literal: hay unos límites del cuerpo en la sociedad postindustrial, en este, nuestro capitalismo tardío o avanzado. La frontera (que es imaginaria la mayoría de veces) se hace concreta precisamente con una sustancia que queremos dejar de lado, abandonar. La piel es la frontera de nuestro cuerpo, nos protege de ataques exteriores de virus y gérmenes. Pero en este caso, ese desecho que sacamos de nosotros es lo que constituye una frontera, un límite: protección hecha de lo que queremos sustraer de nuestro territorio corporal.


Entrevistador: ¿Qué se siente estar enfermo en este hospital?




S12: Investigar es mi forma de vida. Soy un obrero del conocimiento, por así decirlo. Yo entiendo que hubo reticencia por parte de la prensa y del público frente a lo que hice. Tocar al artista vestido con el traje de mierda fue visto como una acción temeraria. He hablado luego con él, con el autor de este performance inusual, y le encantó lo que hice: haberme parado y tocado con mis manos, con mi estómago, con mi cara, la mierda sobre la piel de ese otro ser humano, de ese otro. Me dijo (y esto es fabuloso, que él mismo lo haya dicho) que yo había transgredido el límite entre espectador y obra. Por supuesto, muchos otros lo habían hecho. Habían destruido esa cuarta pared, pero en un ambiente mucho más controlado. A la elitista de Yoko Ono nadie la iba a apuñalar con las tijeras, eso estaba claro [risas]; en cambio yo, como de hecho pasó, podía enfermarme, podía tener una septicemia. Aquí estoy, con esta enfermedad que es también esa política viva. No importa. Estoy dispuesto a recibir el balazo, así como lo hizo el artista, quien terminó su obra con este espectacular funeral, en el que se hace representación de lo irrepresentable en el capitalismo: morir por el arte… literalmente.

En mi caso, es claro lo que digo […]: si esta era una frontera hecha con los residuos (inmigrantes ilegales, por ejemplo), quería untarme de esa frontera de mierda, de la mierda del mundo, de los desdichados, y no solo ver cómo actuaban sobre el artista, sobre la sociedad. Esa es mi misión, des(re)presentar y hacer evidente el aparato ideológico detrás de la cultura: enfermarme si es el caso.

Entrevistador: Tengo dos preguntas: ¿de dónde sacaba el artista tanta mierda como para cubrirse todo el cuerpo? Esa mierda no era toda de él… no es posible, ¿no?

(…)




  • [1] El investigador médico agudo se puede preguntar de dónde salen los paréntesis explicativos del texto si se trata de una transcripción de un audio. Estos signos han sido puestos por el entrevistado en una revisión posterior del texto, y por el editor a partir de la cantidad innúmera de referencias bibliográficas que del entrevistado se pueden encontrar sobre este tema en bibliotecas locales: El paréntesis de la cultura, Hagamos un pare: reflexiones políticas sobre el transporte, Parén(tesis).


Mayo 2017

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